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Audi TT TDI Coupé 184 CV

Más que un deportivo más

Más que un deportivo más
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Por Mariano García Viana
miércoles 11 de noviembre de 2015, 22:53h

Efectivamente y como a muy pocos coches les ha ocurrido, el nombre de un modelo se ha hecho tan emblemático que se ha convertido en marca. ¿Quién no sabe de qué modelo se trata con oír solamente las dos letras TT? El TT es ya más que un automóvil de Audi, un verdadero icono de coche deportivo.

En 1998 Audi lanzó la primera generación del TT y desde el primer momento marcó un estilo propio e irrepetible, que se ha prolongado hasta la tercera que ahora hemos probado, pero introduciendo sutiles cambios que le hacen más atractivo aún. De entrada, es fácil observar que el frontal está presidido por una nueva calandra, que si bien es del típico estilo de Audi “Singleframe”, ahora presenta un aspecto más ancho y con menor altura y se divide en dos partes, lo que hace que el coche parezca más ancho aún. Las entradas de aire frontales disponen de elementos verticales que dirigen el viento hacia los laterales. Los estrechos faros aportan la última tecnología LED, la que se denomina Audi Matrix LED, en la que la luz de carretera la componen múltiples LEDs, concretamente 12. Como sus antecesores, en la visión de perfil, se aprecia la baja altura del modelo, parece que está pegado al asfalto y también insinúa un mayor tamaño que el modelo anterior, aunque la realidad es que casi tiene la misma longitud (4.18 m.) y la culpable de esa sensación es la mayor distancia entre ejes, que aumentado 37 mm., con lo que los voladizos son más cortos. El arco que forma el techo es otra de las características intrínsecas del modelo desde su nacimiento, al igual que el bajo parabrisas, algo más grande que el modelo primigenio, lo que evita esa ligera sensación de agobio que se podía sentir en el interior. Las ruedas de generoso tamaño, obligan a unos marcados pasos de rueda, que refuerzan la agresiva línea del modelo. Otra característica del lateral, es la redonda tapa de la boca de carga de combustible con su círculo de tornillos y que ahora tiene acceso directo al depósito sin tapón intermedio.

En la parte trasera dominan las líneas horizontales que realzan la impresión de anchura deportiva. Los grupos ópticos al igual que delante, son de LED o Matrix LED, incluidos los intermitentes que lucen secuencialmente. Otro paralelismo con los faros delanteros es la tira de las luces posteriores, que también forman un trazo curvo de iluminación diurna mientras que la tercera luz de freno es una línea luminosa muy delgada posicionada bajo el borde del alerón trasero, que juega un papel esencial en la definición de las luces traseras. Es importante señalar que al alcanzarse los 120 km/h, emerge un alerón desde el borde de la tapa de maletero para mejorar a la vez la penetración y aplomo aerodinámicos. Dos salidas de escape redondas, a cada lado y bajo el paragolpes, realza aún más el aspecto deportivo desde esta visión.

El TT es un buen Audi y como tal, presenta un interior sobrio, con un con un agradable toque deportivo y sobre todo con una alto nivel de calidad y de ajustes, en los materiales empleados. Como en el exterior, las líneas y superficies horizontales enfatizan la anchura del interior. La consola del túnel central, que sirve de apoyo a las rodillas en conducción rápida en curvas, y los paneles de puertas tienen líneas fluidas y sólidas, a la vez que ligeras. El TT emplea dos técnicas innovadoras realmente ingeniosas que han permitido a los diseñadores crear un panel de instrumentación increíblemente fino: el conjunto de indicadores y la pantalla MMI han sido fundidas en una para formar un elemento digital central, el llamado Audi virtual cockpit. Además, para que el salpicadero en general presente un aspecto más limpio y minimalista, se han instalado los controles de climatización se han posicionado directamente en el centro de las redondas salidas interiores de aire. Igualmente, los mandos para los asientos calefactados, temperatura, orientación, distribución y flujo de aire se localizan en el centro de las salidas de aire, estos reglajes seleccionados se muestran en pequeños displays del sistema de climatización. El resto de mandos está ubicado bajo las salidas de aire centrales. Sus interruptores de tecla activan las luces de warning, el sistema Audi drive select y otras funciones.

Los asientos deportivos del TT llevan reposacabezas integrados y van posicionados más bajos que en el modelo anterior y cinco kilos más ligeros, a pesar de su completo aspecto, que dejan intuir una sujeción muy eficaz en toda circunstancia. El nuevo volante multifunción tiene su aro achatado por abajo y embellecedores con aspecto de aluminio en los radios. También integra un airbag para el conductor que ocupa un 40 por ciento menos de espacio sin mermar la seguridad. Numerosos detalles ilustran los altos niveles aplicados por Audi en materia de diseño y destreza artesanal, como la elaborada palanca de cambio, de nuevo diseño, el mando rotativo MMI con bien definidas inserciones, o las refinadas rejillas de altavoces iluminadas que acompañan al sistema de audio. Con una resolución de 1.440 X 540 píxeles, la pantalla TFT de 12,3 pulgadas brinda imágenes de gran nitidez. Funcionando por detrás hay un procesador gráfico Tegra30 de la serie Tegra3 de la marca líder Nvidia. En la franja inferior del Audi virtual cockpit, las indicaciones de temperatura exterior, hora y kilometraje son visibles permanentemente. Testigos del warning o símbolos de diversos tipos de información también pueden aparecer ahí. La concepción para los ocupantes es de 2+2 plazas, aunque las plazas trasera permiten un uso cotidiano con relativa comodidad para esas plazas traseras. El maletero tiene una capacidad de 305 litros –13 más que antes– y puede ser ampliado al plegar los respaldos traseros, hasta los 712 litros.

El TT probado montaba el excelente motor diesel de 1.968 c.c., que desarrolla una potencia de 184 CV entre las 3.500 y las 4.000 revoluciones, mientras que su par es de 380 Nm. Un motor que, a pesar de ser diesel marca una prestaciones en consonancia con el carácter deportivo del coche. Su aceleración es impresionante en los primeros metros, te deja literalmente pegado al respaldo. De 0 a 100 kms/h solo se tardan 7,1 segundos y su velocidad máxima se sitúa en los 241 km7h. Prestaciones, como decimos, rabiosamente deportivas y que seguro que no defraudaran al más exigente, pues además y a excepción de la situación de ralentí, el sonido el sonido del motor está en consonancia con lo que se espera de un coche con este espíritu. Hemos calificado de excelente esta motorización y no solo por las prestaciones descritas, sino también porque éstas van acompañadas por un consumo sorprendentemente bajo, ya que de media, en una conducción que no sea rabiosamente deportiva, apenas supera los 4 litros a los 100 kms. El tan manido nivel de CO2 se sitúa en los 110 grs. al kilómetro.

Aunque la versión probada “solo” disponía de tracción delantera, el TT tiene una conducción espectacularmente fácil, parece como si cualquier tipo de carretera se adaptara a él de la forma más sencilla. Las bien estudiadas suspensiones, a base de McPherson delante y paralelogramos deformable atrás, con sus correspondientes barras estabilizadoras, pegan al coche al suelo y se pueden atacar cualquier tipo de curvas a una buena velocidad sin que el TT “rechiste” lo más mínimo. De todas formas y aunque opcional en esta versión, a través del “Audi drive select”, se pueden ajustar las características de la suspensión con tres programas, "comfort", "auto" y "dynamic"; con sólo pulsar un botón el sistema hace que el deportivo se agarre con más fuerza al asfalto, o que se deslice de forma suave por la carretera. La tecnología magnetic ride permite un control selectivo y ultra rápido de la amortiguación, lo que se traduce en un contacto óptimo entre las ruedas y la carretera en todas las situaciones de conducción. Otro punto a destacar es la dirección progresiva de serie, que se vuelve más directa a medida que el conductor gira el volante.

Como decíamos al principio, el TT sigue siendo un auténtico icono del espíritu deportivo de la marca, solamente su presencia identifican a su conductor que, sin lugar a dudas, será una persona dinámica y amante de la conducción con mayúsculas.

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