La media de vida de la ropa no suele superar los tres años. Además, en Europa se desechan seis millones de toneladas de productos textiles al año y sólo un 25% son reutilizados. Sin duda, estas cifras no ayudan al cuidado del medio ambiente y es que, a veces, sin ser conscientes, la ropa que usamos a diario genera una huella ambiental que provoca un impacto negativo.
El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una ocasión especial para recordar y sensibilizar sobre la importancia del cuidado y protección de nuestro entorno.
PERCENTIL.com, la tienda online de ropa casi nueva para mujer y niños líder en Europa, ha elaborado un listado con los cinco principales efectos medioambientales que provoca la ropa, para tomar conciencia de este impacto y fomentar prácticas que beneficien al medio ambiente a la hora de vestir.
1. Huella hídrica y abuso del consumo de agua: Como afirma Arjen Hoekstra, padre del concepto de la huella hídrica, para la fabricación de prendas es necesario una cantidad de agua mucho mayor de la que creemos, pues abarca desde el cultivo de la materia prima hasta que la ropa llega a nuestro armario. Como ejemplo, unos vaqueros de un kilo suponen un consumo aproximado de 10.000 litros, mientras que para la producción de una camiseta de algodón se usan unos 2.500 litros.
2. Huella de carbono y procedencia de las prendas: En el actual mercado global, la deslocalización de la producción es una tendencia habitual que conlleva un mayor uso de transporte y, por tanto, de combustible. Esto supone un incremento de la huella de carbono (cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, que produce el ser humano al fabricar un producto o realizar sus actividades diarias, expresada en toneladas de CO2 emitidas). A esto que hay que sumar los procesos de fabricación, confección, teñido y planchado que son también importantes consumidores de energía.
3. Emisión de tóxicos: Un 5% de las sustancias químicas que componen la ropa es perjudicial para el medio ambiente, según un estudio de la Agencia Sueca de Productos Químicos. Estas sustancias se liberan en la creación de tintes, el proceso de fabricación, al lavar las prendas o cuando éstas son depositadas en vertederos.
4. Sobreexplotación del suelo: Para la producción de ropa se utilizan tres tipologías de fibras: naturales, artificiales y sintéticas. La obtención de fibras naturales, como el algodón o el lino, suponen una sobreexplotación del suelo por el uso de fertilizantes, de pesticidas y de otros productos químicos (salvo en cultivos ecológicos). Igualmente, al proceder de industrias químicas, las fibras artificiales y sintéticas contaminan el medio ambiente si no son recicladas adecuadamente. En España, aunque no hay datos concretos, se estima un porcentaje similar al europeo: alrededor de un 75% de la ropa que compramos acaba en un vertedero, sin recibir un tratamiento adecuado en una planta de gestión de residuos.
5. Vertido de sustancias peligrosas: En el proceso de fabricación de cualquier prenda se elimina una gran cantidad de desechos y sustancias nocivas para el entorno natural. En los últimos años, han aumentado el número de empresas que optan por un proceso de creación más sostenible y prestan especial atención al conjunto de la cadena de valor de sus productos, pero aún queda un largo recorrido para conseguir un ‘vertido cero’.
La extensión del modelo de “fast fashion” o moda rápida, basado en el cambio rápido de tendencias y colecciones, con aumento de la producción y un consumo masivo, multiplican el impacto medioambiental, pues es una práctica de ropa de usar y tirar, que ensucia el planeta cada vez más rápido.
Estos impactos medioambientales provocados por la ropa pueden ser evitados o reducidos con prácticas de consumo responsables:
· Dar una segunda vida a la ropa, alargando así su ciclo de existencia y aprovechando las prendas que están casi nuevas a través de iniciativas como el mercado de ropa de segunda mano, donde se enmarca PERCENTIL.com. Esta práctica permite evitar que la ropa termine en un vertedero y, además, reduce la fabricación de prendas nuevas.
· Apostar por la compra de prendas cercanas, es decir ver la procedencia de la ropa que adquirimos y no optar por aquellas fabricadas en países lejanos, para reducir así las emisiones de CO2 ocasionadas por su transporte.
· Prestar atención a la composición de las prendas, una información que se puede encontrar en algunas etiquetas. Las fibras más aconsejadas y de menor impacto ambiental son: algodón, nailon o poliéster reciclado, cáñamo o lino, todos ellos procedentes de la agricultura ecológica. Incluso las grandes marcas se van sumando a esta moda.
· Principio ecológico de las 3R: Reducir la cantidad de ropa nueva que adquirimos, Reutilizar prendas dándoles un nuevo uso o valor y Reciclar usando los contenedores específicos para ropa usada, gestionados por empresas u ONGs reconocidas, o depositar esta ropa en un Punto Limpio.