Descarbonizar España nos costará 385.000 millones de euros
martes 02 de agosto de 2016, 12:24h
Es la principal conclusión del informe Un modelo energético sostenible para España en 2050, elaborado por Deloitte, en el que se destaca que la batería de medidas necesaria para poder cumplir con el ineludible compromiso de reducir entre el 80 y el 95% de nuestras emisiones de CO2 tiene mucho que ver con las energías renovables, ya que hemos de lograr que la producción de electricidad de origen eólico y fotovoltaico represente en 2050 más del 90% del total, mientras que actualmente solo supone el 38%.
Los expertos de Deloitte indican que “para alcanzar los objetivos medioambientales marcados por Europa es también necesario limitar los productos petrolíferos a usos en los que no hay alternativa, como el transporte aéreo, y sustituirlos en los demás por electricidad o gas natural”. En el caso de España, supondría que en 2050 “prácticamente todos los vehículos deberían ser eléctricos, que entre el 40 y el 60% del transporte pesado se tendría que realizar por ferrocarril con tracción eléctrica y entre el 84 y el 91% de los consumos de cocina, calefacción y agua caliente en viviendas y empresas se debería atender con electricidad, frente al 52% actual”.
Beneficios para la sociedad
Cumplir con los objetivos de reducción de CO2 para 2050 “supondría una serie de beneficios de calado para la sociedad española, aparte de los relativos a la mejora medioambiental”. Uno de los más notables es que “el precio medio de la electricidad para los hogares españoles se reduciría el 42%, al pasar de los actuales 120 €/MWh a 65-75 €/MWh”. Además, indica el documento de Deloitte, “se lograría una menor dependencia energética ya que solo nos harían falta entre 7 y 15 millones de barriles de petróleo al año, frente a los 416 millones que necesitamos en 2013”.
Cumplir con todos los objetivos de una tacada es realmente complicado, por lo que los expertos de Deloitte plantean una progresión escalonada y marcan una serie de objetivos para 2030. “Así, los coches eléctricos deberían suponer para ese año entre el 7 y el 10% del total, entre el 20 y el 25% del transporte de mercancías se tendría que hacer por ferrocarril eléctrico mientras que entre el 34 y el 46% de los camiones deberían usar gas natural. Además, el consumo eléctrico de los hogares y empresas tendría que representar hasta el 65% del total”.
En este sentido, Alberto Amores, autor del informe, señala que “es necesaria una transición inteligente y flexible, que garantice el cumplimiento de los objetivos a largo plazo, dado que las nuevas tecnologías que permitirán la descarbonización tienen aún un largo camino de maduración. Prescindir prematuramente de determinadas tecnologías o combustibles, como la energía nuclear, el carbón, el petróleo o el gas, pondría en riesgo el cumplimiento de estos objetivos y en definitiva la seguridad de suministro”.