Esencialmente la conducción del Passat GTE es idéntica a la de cualquier otro Passat con cambio automático, pero con la ventaja de tener un consumo sumamente reducido, un silencio de marcha envidiable y la sensación de contribuir a la conservación del planeta con la evidente reducción de las emisiones de CO2. Pero además hay otra característica que le diferencia de un automático “normal”, ya que dispone de cuatro configuraciones de funcionamiento del sistema híbrido, como luego veremos. El GTE, como buen híbrido, dispone de dos motores. Uno de combustión interna y otro eléctrico. El motor de combustión es un TFSI, es decir de gasolina, de 1.395 c.c., 156 CV de potencia y un par de 250 Nm., entre 1.600 y 3.500 r.p.m. Por su parte, el eléctrico tiene 116 CV y un par de 330 Nm, siendo la potencia total del coche de 218 CV, una desde luego, interesante cifra, pero lo es más todavía, su mínimo consumo que según su homologación es de solo 1.6 litros a los 100 kms. y 12,2 kWh a los 100 kilómetros, siendo la autonomía empleando solo el motor eléctrico de 50 kilómetros teóricos, pues como es lógico depende del consumo eléctrico de los distintos elementos del coche (AA. limpiaparabrisas, etc.). La capacidad de la batería es 9,9 kWh y su principal vía de carga es la conexión a un enchufe convencional. El tiempo para una carga completa es, de unas, 4 horas y 15 minutos en una toma “normal” de casa y de unas 2 horas y 30 minutos en un poste especial de carga rápida. La entrada del enchufe de carga está detrás de una tapa camuflada en la parrilla, junto al gran logotipo que la preside.
Bajo condiciones normales, el GTE arranca siempre en modo eléctrico, es decir, con cero emisiones y después si el conductor quiere, como ya hemos mencionado antes, el conductor puede elegir entre diferentes formas de conducción: E-Mode, Hybrid, Battery Charge y GTE. El conductor puede observar el modo en que se encuentra el coche en la pantalla multifunción situada en el salpicadero. Después de que se ha arrancado en el modo eléctrico E-Mode, si la demanda de aceleración excede la que el motor eléctrico por si solo proporciona, entra en funcionamiento el motor de combustión que se enciende automáticamente, activándose el modo Hybrid. Este modo también se activa cuando la carga de la batería se agota.
El «E-Mode» puede activarse manualmente a través de un botón, por ejemplo, cuando se va a realizar un recorrido en una zona urbana y así como por ejemplo en Madrid, poder aparcar sin coste alguno en las zonas de aparcamiento de pago. En la función Hybrid la batería se puede cargar en las retenciones de motor o cuando se pisa el freno.
Seleccionando la función Battery Charge (Carga de la Batería), motor de combustión funciona continuamente para recargar lo antes posible la batería y así tener siempre una “reserva” eléctrica para utilizarla en los momentos en los que la emisión sea cero. Estas funciones mencionadas se pueden activar o desactivar mediante el mismo botón. La última función disponible es la GTE, que se activa mediante una tecla independiente situada junto al botón de arranque en la consola del selector del cambio. Este botón activa la versión más deportiva del GTE, mediante la cual el motor de combustión no deja de funcionar y se ayuda, si es necesario, de motor eléctrico para ofrecer el máximo de prestaciones aprovechando entonces en su totalidad los 218 CV disponibles. La velocidad máxima es de 225 km/h y la aceleración de 0 a 100 de 7,4 segundos. La velocidad máxima en la posición E-Mode, con la preponderancia eléctrica es de 130 km/h, cifras que no están nada mal en cualquiera de las versiones de conducción elegidas. Volviendo al modo GTE, digamos que además de tener reacciones más deportivas, afecta también a otros parámetros del coche, como por ejemplo la dirección se endurece, al igual que la suspensión e incluso el sonido del motor de combustión se vuelve más significativo.
Acompañando a esta completa motorización nos encontramos una caja de cambios automática DSG de 6 velocidades que se integra en solo módulo con el motor eléctrico, el acoplamiento de desconexión y el doble embrague. Su funcionamiento es perfecto, sin que se note ningún tirón al ir cambiando automáticamente de relaciones, aunque se esté acelerando con decisión. En lo que se refiere a los frenos, Volkswagen ha desarrollado un servofreno electromecánico exclusivo para los automóviles eléctricos, denominado «e-BKV». El sistema de freno «e-BKV» optimiza la fuerza de frenado del conductor a bordo del Passat GTE, al igual que en los vehículos convencionales. En el caso del «e-BKV» este proceso se complementa a través del llamado «Brake Blending», un sistema mediante el cual las frenadas suaves se generan solamente con el momento de frenada del motor eléctrico. Al mismo tiempo, se recupera la energía de frenado a través de la función de recuperación y se transfiere a la batería. Si es necesario frenar fuertemente el Passat GTE, entonces actuarán en conjunto el momento de frenado del motor eléctrico y el sistema de frenos hidráulico, este caso también se recupera la energía cinética mediante la recuperación y se transforma en electricidad.
Exteriormente el Passat GTE adopta la última versión del modelo “normal”, es decir ofrece un aspecto moderno, elegante y de elevada representación. Uno de los rasgo más representativos es el frontal, con la parrilla que se extiende a todo lo ancho del coche hasta los modernos faros de tecnología led, con la luz de día en forma de “C” y con la mencionada parrilla “adornada” por un perfil azul, el color de la denominada electromovilidad de Volkswagen, ya que incluso las pinzas de los frenos son también de color azul. Lateralmente se aprecia la buena longitud del coche, con las ruedas situadas muy cerca de las esquinas, mientras que la trasera está dominada por los grandes y horizontales grupos ópticos de tecnología led, una gran luneta y un amplio paragolpes en el que se encuentran las trapezoidales y cromadas salidas del escape.
En líneas generales el habitáculo del GTE es sobrio, como buen alemán, pero lo que no signifique que también respire una buena dosis de elegancia y discreto lujo. Los asientos son magníficos, tanto en lo que se refiere a comodidad como a sujeción del cuerpo. El bicolor salpicadero tiene líneas muy horizontales y en su parte superior esta recorrido por salidas de aire y en el centro de él un redondo reloj analógico. El cuadro, muy fácil de interpretar, es realmente una pantalla TFT, lo que denomina Volkswagen “Digital Cockpit” y que proporciona un buen número de informaciones y además se puede configurar según la elección de la forma de conducir. La luz ambiental de puertas y consola central es azul como no podía ser de otra manera y lo mismo ocurre con las costuras del volante multifunción y del pomo del selector de velocidades del cambio automático. En el centro de la ancha consola se sitúa la pantalla táctil de 8 pulgadas, rodeada de un área de negro brillante denominado “Piano Black”. Como es lógico en la citada pantalla se reflejan, además de la navegación, las distintas modalidades de conducción, motricidad, carga, etc., el magnífico equipo de sonido y de infoentretenimiento, así como del climatizador. También hay que destacar que enfrente del conductor se reflejan datos como la velocidad, las señales de tráfico o el programador de velocidad. Por último resaltar que la capacidad del maletero es de 586 litros, más los huecos situados por el habitáculo y bajo el piso del propio maletero, que se puede ampliar abatiendo el respaldo trasero en 1/3, 2/3.
Si (
No(
