El G20 apuesta por una nueva revolución industrial

Los líderes mundiales consideran que “la volatilidad potencial en los mercados financieros, las fluctuaciones de precios de las materias primas, la ralentización del comercio y el lento crecimiento del empleo en algunos países” son los principales riesgos que, junto con “la evolución geopolítica, el aumento de los flujos de refugiados, el terrorismo y los conflictos”, complican el panorama económico mundial.

Todo por la innovación

Tras varios años apostando por los estímulos financieros y fiscales como palancas para activar el crecimiento, el G20 habla ahora de “fomentar una economía innovadora para marcar el comienzo de una nueva era de crecimiento global y desarrollo sostenible”. Para lograr este objetivo, el comunicado final de la cumbre de Hangzhou habla de “fortalecer el programa de crecimiento del G-20 para catalizar nuevos vectores de desarrollo, liderando el camino en la transformación de nuestras economías de una manera más innovadora y sostenible” e incluso llegan a hablar “de una nueva revolución industrial centrada en la economía digital”.

En este sentido, se ha anunciado la creación un grupo de trabajo, con el apoyo de la OCDE, y se comprometen a “aplicar estrategias y políticas favorables a la innovación, apoyar la inversión en ciencia, tecnología e innovación, incluyendo el apoyo a la entrada de más mujeres en estos campos, y favorecer la movilidad de los recursos humanos en estas áreas”, señala el comunicado del G20.

Los estímulos no son suficientes

Los líderes mundiales han planteado pocas medidas concretas, una falta de concreción que ha sido criticada por expertos económicos de todos los ámbitos. Los integrantes del G20 se plantean como metas “trabajar más duro para construir una economía mundial abierta, rechazar el proteccionismo, promover el comercio y la inversión”. Además, también apuestan porque el futuro crecimiento económico sea más inclusivo y se comprometen a “asegurar satisface las necesidades de todo el mundo y beneficia a todos los países y todas las personas”.

Para lograr los objetivos que se han autoimpuesto, los líderes del G20 aseguran que están decididos a “utilizar todas las herramientas monetarias, fiscales y estructurales para lograr nuestra meta de un crecimiento fuerte, sostenible, equilibrado e inclusivo”, pero aseguran que “la política monetaria por sí sola no puede conducir a un crecimiento equilibrado” y afirman que están dispuestos a “explorar las distintas opciones, adaptadas a las circunstancias de cada país”, concluye el comunicado final de lacumbre de Hangzhou.