www.economiadehoy.es

Audi R8 V10 RWD S-tronic

Audi R8 V10 RWD S-tronic
Ampliar

Versión con tracción trasera del atractivo deportivo de la marca

Por Mariano García Viana
jueves 24 de noviembre de 2022, 23:51h

Con el conocido motor de 10 cilindros en V, que en esta ocasión rinde 540 CV, el R8 de Audi, proporciona una conducción divertida y más que satisfactoria para los amantes de las emociones a ras del suelo.

Aunque ya con algunos años en el mercado, el R8 sigue siendo un coche espectacular, por su diseño parecido al de un auténtico deportivo de competición e incluso un prototipo supercar. Ello es debido a que además de su acertado y exclusivo diseño original, ha sabido evolucionar con el paso del tiempo, sin que haya habido que introducir alerones o rasgos creativos que desvirtuaran el acertado diseño primigenio, aunque desde luego una cosa es evidente, todo el mundo vuelve la cabeza al verlo y al oírlo, como luego veremos.

Ahora el frontal, aunque sigue estando dominado por la negra calandra singleflame, pero ahora, entre el capó, que luce unas acertadas nervaduras y la citada calandra, aparecen tres estrechas entradas de aire, al estilo de otros modelos de Audi actuales y “heredadas” del mítico Quattro de rallyes. A cada lado de la parrilla dos grandes huecos negros y otro más pequeño para la refrigeración de los frenos delanteros. Por su parte los estrechos faros, que incluyen la luz de día, son de tecnología Matrix led, que se adaptan automáticamente para que su haz de luz no deslumbre a los conductores que circulan en dirección contraria, aunque llevemos conectadas solo la luz de cruce.

Lateralmente se aprecia claramente la posición adelantada del habitáculo lo que le hace parecer un coche de competición, a lo que colaboran los abultados pasos de rueda y sobre todo las grandes entradas de aire situadas delante de las ruedas traseras pintadas en su contorno con un color negro satinado para resaltarlas aún más. Esta hendidura que se inicia desde el término del paso de rueda delantera y que conforma las citadas entradas de aire, cobijan de forma casi invisible, la manilla de la puerta, con lo que la superficie queda más limpia y aerodinámica, Tras la ventanilla que conforma la puerta, sin marco por supuesto, queda una pequeña ventanilla que forma un todo con la misma, mientras que tras ella, se sitúa en la parte derecha, en una negra forma trapezoidal, la boca de carga de aluminio del combustible. Las llamativas y grandes llantas son de 19”, siendo de una medida más ancha las traseras, 295/35, frente a 245/35 de las delanteras.

La llamativa parte trasera , es la que da al R8 un parecido mayor a un coche de competición, debido sobre todo a la mencionada anchura de sus ruedas, al difusor con sus distintivas láminas en color aluminio y flanqueado por dos grandes salidas de escape ovaladas en color negro satinado y a las salidas del aire caliente de aire del motor, también en un tramado similar al de la calandra, que ocupa de lado a lado toda la parte del panel trasero, situada bajo los generosos y horizontales grupos ópticos traseros, también con tecnología led e intermitentes secuenciales dinámicos. Junto a la parte baja de la enorme luneta, que deja ver el impresionante motor, se sitúa un alerón escamoteable, ya que solo se despliega eléctricamente a partir de los 120 kms/h, aunque se puede activar desde el cuadro de mandos. El alerón y el mencionado difusor contribuyen a estabilizar aún mejor el coche a altas velocidades, el primero para distribuir mejor el aire que se desliza desde el techo y el otro para hacer lo propio con el aire que se desplaza por los bajos.

El interior del R8 está igualmente conseguido. Ofreciendo un espacio no especialmente grande, pero que no da sensación de agobio como en otros coches de similares características. La anchura del coche, el ir sentado bastante bajo y la buena disposición de los elementos, contribuyen a evitar esa sensación. El salpicadero tiene un aspecto lineal y limpio, solo interrumpido por las salidas centrales y el cuadro de instrumentos, ya que no hay pantalla central, pues el propio cuadro es realmente una pantalla digital de 12,3” y en la cual se reflejan los indicadores habituales y todas las funciones que normalmente se reproducen en un monitor central, incluido el GPS, lo que resulta especialmente cómodo pues apenas hay que desviar la vista para seguir una ruta o saber en qué tipo de conducción tenemos conectado el sistema. Hay que resaltar que el conductor puede cambiar la configuración de la pantalla y la abundante información que proporciona, aunque también puede cambiar automáticamente según el modo de conducción elegido o si se utiliza el cambio manual o automático.

Debajo de las asimétricas salidas de aire centrales, las laterales están en las puertas, se sitúan los tres mandos giratorios del climatizador, de los que “cuelgan” un interruptor, en cada uno de ellos, para completar el manejo del mismo y sobre ellos los de la calefacción de los asientos. A partir de ahí, ya se despliega horizontalmente la consola que no está unida directamente al salpicadero, pues un espacio con tapa, ofrece la bandeja de la carga inalámbrica de los móviles y bajo ellas diversas teclas para funciones auxiliares, intermitentes de warning, desconexión del star & stop, elevación manual del alerón trasero, etc. Esta orientada ligeramente hacia el conductor y en ella se sitúan, la pequeña palanca selectora del cambio S tronic de 7 velocidades y el mando giratorio para las distintas funciones de la pantalla multimedia situada en el cuadro. Como dato curioso digamos que el botón de la puesta en marcha y el del Drive Selec, para los modos de conducción, están ubicados a cada lado del propio volante, por cierto, achatado en su parte baja.

La calidad de todos los materiales, incluidos los confortables y deportivos asientos de piel, es muy alta y denota lo cuidada que ha estado la fabricación del coche. En el lado que pudiéramos llamar negativo, está la ausencia de huecos para dejar cosas, pues solo se disponen de unos escasos espacios de pequeño tamaño. Al tener el motor en posición central, el maletero se sitúa en la parte delantera y como es de esperar, no es nada grande, pues solo tiene una capacidad de 112 litros.

Sí ya el diseño del R8 es atractivo y llama poderosamente la atención, el motor por sí solo no se queda atrás ni mucho menos, tanto en rendimiento como en el factor que pudiéramos llamar lúdico, como es el sonido orquestal de sus 10 cilindros en V. Situado en posición central longitudinal, esta desplazado ligeramente hacia la izquierda y se deja ver a través de la gran luneta. Como queriendo avisarnos de lo que es capaz, al apretar el botón de arranque, un acelerón automático deja oir la promesa de una música “celestial”, solo con esos instantes cualquier persona que pase cerca vuelve la cabeza e incluso se acerca a ver el “aparato”, que por otra parte en cuanto coge un poco de temperatura, entra en régimen de ralentí y apenas deja oir un “gorgojeo” lejano. Pero con esa sonora puesta en marcha, el conductor ya tiene la adrenalina alterada para disfrutar de lo que se le avecina.

Pero elucubraciones aparte, hay que resaltar la capacidad de utilización que tiene esta motorización de 10 cilindros. Si circulamos por ciudad a baja velocidad, el motor se comporta como si de un turismo “normal” se tratara, ahora bien, si arrancamos con decisión o queremos disfrutar bien del coche, sus reacciones, su potencia y sobre todo de su seguridad, el motor empieza a bramar de forma compacta, bronca y mecánicamente perfecta y notaremos no ya un puñetazo que nos haga pegarnos al asiento, sino una fuerza incontenible que nos pega efectivamente al respaldo pero de una forma suave y constante que nos hará superar el anacrónico límite de velocidad genérico e incluso casi doblarlo sin apenas darnos cuenta. Es un empuje constante e incontenible, sin brusquedades, pues se nota que es un motor atmosférico. La culpa todo lo que estamos comentando, se debe al motor de aluminio TSI de 5.204 c.c. que proporciona una potencia de 540 CV a 7.900 r.p.m., mientras que el par se sitúa en nada menos que en 540 Nm. a 6.400 vueltas. Aunque la velocidad máxima está limitada, la que puede alcanzar es de 324 km/h. y la aceleración de 0 a 100 km/h se sitúa en….¡3,7 segundos! Como es fácil de imaginar las velocidades de crucero pueden ser más que altas y adelantar en carreteras convencionales no plantea más dificultadas que no sean las propias de la congestión del tráfico.

Pero donde se disfruta realmente del R8, aparte de lucirle “en el boulevard” o en las aceleraciones de cara a la galería, es en carreteras viradas y sobre todo si se conduce manualmente manejando las levas situadas tras el volante. En esa situación se puede aprovechar adecuadamente la impresionante aceleración del motor, su espectacular sonido y lo que también en sumamente importante, de su no menos extraordinario equipo de frenos. Estos son realmente lo mejor que hemos probado en muchos, muchos años dedicado a probar coches de variadas categorías. No desfallecen en absoluto y además detienen los 1.670 kilos que pesa en vacío el R8, sin aparente esfuerzo por muy deprisa que se circule y con una eficacia absoluta. Es un auténtico placer no solo conocer la elevada potencia que tenemos bajo el pie, sino también saber que vamos a frenar donde y cuando queremos, aunque a veces vayamos algo pasados al acercarnos a una curva. En este tipo coches el consumo no es determinante a la hora de una posible elección, pero el R8 puede presumir de tenerlos relativamente bajos, pues una media de 12 litros, teniendo en cuenta lo que puede rendir el motor, es una cifra a tener en cuenta por lo reducida, a lo que contribuye, por un lado, el disponer de la función Star&Stop y por otro de un sistema llamado «cylinder on demand», que desconecta cinco de los diez cilindros cuando la demanda de par es baja.

Pero ahí no acaban las virtudes del coche y es que, en el apartado de estabilidad, el R8 vuelve a estar a la altura que se espera, ya que va prácticamente pegado al suelo y no hace el más mínimo extraño, aunque queramos sacar partido a la enorme potencia de la que disponemos. La suspensión de paralelogramos deformables delante y detrás, que es ahora de aluminio, sujeta al coche con matemática precisión, la misma característica que tiene la eficaz dirección de accionamiento eléctrico. El conductor puede elegir entre cuatro modos de conducción: comfort, auto, dynamic e individual. Cada uno de ellos tiene una configuración específica que determina la intensidad de la respuesta del motor a la presión sobre el acelerador, el funcionamiento de la dirección, el cambio y la tracción, así como el funcionamiento de la suspensión e incluso el sonido del escape, que en el modo Dynamic es más notorio e incluso cuando se baja de velocidad de forma determinante, va reduciendo de marchas haciendo una pseudo operación de doble embrague con su correspondiente aceleración en vacío.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios