Juan López Frade, presidente de Suzuki Ibérica: "Es importante que España tenga una política activa para recuperar el mercado e impulsar la electrificación con medidas contundentes y con carácter urgente que faciliten el acceso de los usuarios al vehículo electrificado". La escasez de semiconductores y otros componentes que hemos sufrido durante el año 2022, combinada con las limitaciones de la cadena de suministro global, ha reducido drásticamente la producción de nuevos vehículos. Con una oferta de producto tan baja, los fabricantes hemos reducido los incentivos tradicionales, lo que ha significado que los compradores han estado y están gastando más que nunca para adquirir un automóvil nuevo o usado.
Parece que esa situación de falta de suministro está mejorando en el inicio de 2023, si bien nos encontramos con que el precio de la distribución, tanto en los fletes internacionales como en el transporte nacional se ha multiplicado por más de dos. Si a esto le unimos el aumento de la inflación, el aumento de los costes de la energía y el aumento de los tipos de interés, los grandes perjudicados son los consumidores y, por ello, está teniendo un impacto significativo en nuestro sector. Los precios se incrementan y los consumidores en apuros se enfrentan a una crisis de asequibilidad de la movilidad, haciéndoles imposible un derecho humano como es la libre circulación. Y todo ello hace que la demanda de los clientes podría deprimirse exactamente en el mismo punto en que regresa la oferta. Además, la entrada en vigor de la normativa de emisiones Euro7 para todos los vehículos fabricados a partir del 1 de julio de 2025 y la reciente aprobación en el Parlamento Europeo de la prohibición de vender vehículos de combustión interna a partir del año 2035, no plantea un futuro fácil.
Las ingentes inversiones que deben hacer los fabricantes para cumplir la normativa Euro7 hará que el camino de los actuales desarrollos de electrificación para conseguir vehículos más eficientes se desacelere. Dichas inversiones deberían estar centradas en el desarrollo de tecnologías de cero emisiones. Considero que es bueno que la legislación de la UE se encamine hacia los combustibles neutros en carbono, aun reduciendo en cinco años ese objetivo, si bien deberían al mismo tiempo alentar el desarrollo de soluciones innovadoras alternativas para lograr ese objetivo. En cualquier caso, y vistos los plazos en los que nos movemos, los desarrollos tecnológicos que faltan y las infraestructuras que quedan por realizar, yo todavía no apostaría por la muerte de los motores de combustión interna.
Y en España será absolutamente necesario que se tomen medidas inmediatas para estar a la altura de esas exigencias de reducción de emisiones con las que el Gobierno se ha comprometido con la UE. Con todo lo expuesto anteriormente, nuestro mercado y la producción se están viendo condicionados a la baja en pleno proceso de transformación modal y tecnológico a la movilidad cero emisiones. Y donde, además, con un 10% de mercado electrificado nos estamos quedando muy lejos del ritmo de electrificación de la media europea.
Por ello, es importante que España tenga una política activa para recuperar el mercado e impulsar la electrificación con medidas contundentes y con carácter urgente que faciliten el acceso a los usuarios al vehículo electrificado. Medidas orientadas en tres líneas: mejora de los planes MOVES III, con ayudas directas y sin tributar luego en el IRPF, agilización de los trámites para el desarrollo de puntos de recarga públicos y, por último, una fiscalidad que sirva de herramienta incentivadora para la adquisición de estos vehículos. Es necesario establecer una hoja de ruta para los próximos tres años, pero que ha de aplicarse desde ya mismo. No podemos perder más tiempo y 2023 ha de ser el momento de actuar.