Asumiendo las últimas pequeñas modificaciones introducidas en el Fiat 500, el deportivo Abarht 595 con sus 180 CV asume un comportamiento muy parecido a lo que ofrecería un coche de auténtica competición, de ahí su acertado apellido, Competizione.
De todos los modelos actuales que han intentado rememorar otros que tuvieron una representación en la historia del automóvil y por lo tanto tuvieron un éxito a nivel popular que les hicieron legendarios, el 500 y el Mini, han sido sin lugar a dudas los de mejor acogida. Centrándonos lógicamente en el primero de ellos, protagonista de nuestra prueba, el Abarth 595 digamos que es la versión deportiva del Fiat 500 que, como todos los modelos “bajo” el logotipo del escorpión ofrecen unas prestaciones sorprendentes.
Para conseguirlas, el 595 monta un motor de 4 cilindros con 1.368 c.c. que desarrolla una potencia de nada menos que 180 CV a 5.500 r.p.m. y un par de 250 Nm a 3.000 vueltas. Con estas cifras y un peso de poco más de 1.000 kilos (1.120 kg), es fácil adivinar las extraordinarias prestaciones que se consiguen como así es. La velocidad máxima es de 225 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h de sólo 6,7 segundos, o sea un auténtico “monstruito” de la carretera. Este brillante motor, como es lógico monta una serie de tecnologías que justifican ese excelente rendimiento, como son el turbocompresor Garret GT1446, las cuatro válvulas por cilindro, dos árboles de levas en culata, intercooler, etc. Resultado, el sorprendente que hemos comentado. Aunque el consumo no se puede decir que sea especialmente frugal, 7,4 litros de media tampoco es una cifra descabellada teniendo en cuenta las mencionadas prestaciones.
Pero además de ese espectacular rendimiento, el 595 puede presumir de tener un comportamiento, y sobre todo, un dinamismo difícil de igualar. Con su reducido tamaño y su dirección rápida y precisa, conducirle es una auténtica diversión, pues nada más que girar la llave de contacto y buen nivel sonoro de las cuatro salidas del escape, nos “avisa” de lo que tenemos por delante.
Y esto es, arrancar e ir engranando las velocidades de la caja manual de cinco relaciones, para conseguir una aceleración y una velocidad que a más de uno le dejaran “plantado”. Ágil como pocos coches, su rapidez de reacciones, hacen que su conducción, en tráfico cargado o en curvas sucesivas, sean casi como la de un kar, pues con apenas unos toques de volante se consigue dirigir al 595 por donde queremos y a la velocidad y rapidez que se espera de un coche con talante deportivo.
Pero además, si no nos conformamos con ese mencionado dinamismo, aún tenemos la posibilidad de aumentarlo, pues en el salpicadero contamos con una tecla, identificada con el escorpión de la marca, que no sólo incrementa el ya alto nivel sonoro del escape, con lo que la adrenalina recorre con más intensidad las venas del conductor y hace que el número de viandantes que se vuelvan a mirar el pequeño deportivo, si no que cambian los parámetros del funcionamiento del motor, la respuesta de ésta a los requerimientos del acelerador e incluso a la asistencia de la dirección, que se hace más precisa aún. El manejo del cambio no plantea ningún problema, pues la “fría” (Es una bola de acero) palanca de cambios tiene unos recorridos cortos y muy precisos, tanto al ir subiendo de velocidades, como al reducir rápidamente antes de una curva o situación similar. Los frenos, con pinzas fijas Brembo y discos ventilados en el tren delantero y macizos atrás, detienen al coche con una facilidad envidiable.
Desde luego el 595 Competizione no es un coche hecho para viajes largos, independientemente de que por su pequeño tamaño tenga un maletero pequeño y las plazas traseras sean más bien reducidas, el nivel sonoro, que si bien resulta atractivo para dar aceleraciones de cara a la galería, resulta bastante cansino si se escucha largamente. Es un coche para disfrutar ratoneando en el cargado tráfico de las ciudades y alrededores y para igualmente satisfacerse circulando por zonas de curvas sucesivas e intrincadas, de ellas el 595 sale como si tal cosa. Las suspensiones, con McPherson delante y con rueda tirada y elemento torsional, ambos trenes con sus correspondientes barras estabilizadoras, se encargan de sujetar al coche con una eficacia sobresaliente, mientras que la amortiguación de tarados variables, no permiten la más mínima inclinación de la carrocería, aunque resulten algo duras, pero sorprendentemente no incómodas para los ocupantes.
Si bien como hemos dicho y lógicamente el Abarth 595C se deriva del Fiat 500, si bien existen algunos retoques en la carrocería que le distinguen claramente de las versiones normales. El paragolpes delantero es más prominente e incorpora una negra y generosa entrada de aire, así como, en sus laterales, dos cubículos para integrar los redondos faros antiniebla y dos entradas de aire para refrigerar los frenos. Las llantas tienen un diseño especial, deportivo y atractivo a la vez. Entre los pasos de ruedas, cuyas aletas están más dimensionadas, se ha montado una talonera bajo las puertas, que hace incluso más compacto el coche, mientras que, en la parte trasera, también se ha dimensionado el paragolpes y bajo él se sitúa un elaborado difusor de aire, de color negro, dividido en tres partes, una central con una llamativa rejilla, y dos laterales para dejar pasa el aire, mientras que en los extremos se han montado las cuatro salidas verticales del sinfónico escape.
En esta versión descapotable, el 595 ofrece un techo de lona que lo recorre desde el marco del parabrisas hasta el final de la luneta que también se incorpora al pliegue de la capota, quedando cuando así solamente en los laterales los marcos de las puertas. Un pequeño alerón se despliega en el marco superior del parabrisas para desviar el aire cuando la capota se pliega. El accionamiento de la misma es eléctrico y dispone de varias posiciones, quedando sólo una pequeña abertura, con el techo abierto, como si fuera un panorámico o plegada del todo hasta la tapa del maletero. Cuando esta cerrada y como hemos podido comprobar, es completamente estanca y ajusta perfectamente.
El interior no es muy grande, como es fácil de suponer, aunque los ocupantes delanteros pueden viajar muy cómodamente pues los asientos son tipo baquet con el reposacabezas incorporado y con la marca Abarth bordada en el respaldo. Las plazas traseras pueden servir para un par de adultos que no sean muy voluminosos y siempre que el viaje no sea muy largo, pues a nada que el asiento delantero este echado hacia atrás apenas tendrán sitio para las piernas. El salpicadero, salvando las distancias, al igual que la carrocería, tiene ciertas reminiscencias del 500 de finales de la década de los 50, sobre todo en lo referente al cuadro de instrumentos, que se reduce un sólo espacio circula, pero que ahora incluye la mayoría de los indicadores que un coche moderno ofrece. Realmente es una pantalla configurable, con los indicadores de media luna en los laterales, para cuentavueltas y temperatura, a la izquierda y de nivel de gasolina y velocidad a la derecha, aunque digitalmente en el centro aparezca ésta digitalmente, mucho más visible. Además de ella, en esta parte central aparecen datos útiles como la hora, la temperatura exterior, el gráfico del centrado del coche en el carril, etc. Por cierto, el fondo azulado cambia a rojo cuando se activa la citada tecla del escorpión, para estar más acuerdo con el aumento de prestaciones.
En el centro del salpicadero y escoltada por las dos salidas de aire centrales, se sitúa la pantalla de infoentretenimiento de 7 pulgadas, con conexión a Apple CarPlay y Androide Auto. Su manejo es sencillo y los gráficos del GPS fáciles de interpretar. Más abajo de la pantalla se encuentra la famosa tecla del escorpión, la de la luz de emergencia y de los antiniebla. Ya en la consola central se agrupan los mandos del climatizador y junto a la palanca de cambios los de los elevalunas delanteros. Todo con el mismo toque de estilo algo retro que la gama 500 actual, pero en color negro en lugar de color marfil. El maletero tiene una capacidad de 185 litros y en esta versión descapotable se accede a él por una pequeña tapa en lugar de un portón. No es mucho espacio disponible, pero siempre se puede abatir el respaldo del asiento trasero para aumentarlo.
El equipamiento es bastante completo de serie e incluye entre muchas otras cosas, la ayuda de arranque en cuesta, el control de crucero con limitador, el de presión de neumáticos, control de tracción, mantenimiento en el carril, etc.