Tarjetas gratuitas… solo en algunos casos
La inmensa mayoría de las tarjetas vinculadas a una cuenta nómina (la cuenta en la que el cliente domicilia sus ingresos mensuales) son gratuitas año tras año, pero solo si se cumplen unas condiciones determinadas. En general, para no tener que pagar la cuota anual del “plástico”, es necesario mantener domiciliados unos ingresos mínimos, así como una cantidad determinada de recibos. Además, en muchos casos también es necesario hacer un consumo mínimo trimestral, semestral o anual.
Otras tarjetas de crédito, en cambio, no tienen cuota de emisión, pero pasado el primer año hay que pagar una comisión de mantenimiento que ronda los 40 euros. Estos productos también se publicitan como “gratuitos”, ya que no cuesta nada contratarlos, pero en realidad no lo son. Por ello, es imprescindible leerse detenidamente el capítulo del contrato dedicado a las cuotas anuales (emisión, mantenimiento y renovación) para saber si una tarjeta es gratis o no.
Sin embargo, no todas las tarjetas de crédito tienen “trampa”. Por ejemplo, la Tarjeta Oro Bankintercard que comercializa Bankinter ConsumerFinance sí es gratuita año tras año sin que se tengan que cumplir condiciones de vinculación. Además, este producto se puede contratar sin cambiar de banco, devuelve un 5 % de todas las compras realizadas mediante la modalidad de pago aplazado (y un 3 % a partir del segundo año) e incluye un seguro de asistencia en viajes y un seguro de accidentes de hasta 500.000 euros.
¡Cuidado! Solo las cuotas anuales son gratis
Aunque se les llame así, las tarjetas de crédito gratuitas no permiten obtener financiación a coste cero, ya que el calificativo “gratis” solo se aplica a las cuotas anuales. Si se usa este producto para pagar compras en varias mensualidades (modalidad de pago aplazado), se aplican unos intereses que oscilan entre el 12 % y el 30 % TAE, mucho más elevados que los de los préstamos personales. No obstante, si todo el crédito utilizado se devuelve de golpe a fin de mes o a principios del siguiente, no hay que pagar intereses.
También hay que tener en cuenta que aunque una tarjeta no incluya comisiones de emisión, mantenimiento o renovación, sí puede tener otros costes de gestión. Por ejemplo, casi todas las entidades cobran una comisión si se utiliza una tarjeta para retirar dinero a crédito de un cajero, si se solicita un duplicado porque se ha perdido el plástico o si se realiza un pago con una moneda distinta al euro, entre otras operaciones.