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Las exportaciones agrícolas de la región a China aumentarían casi un 10% con una reducción arancelaria, según estudio del BID

lunes 03 de octubre de 2016, 07:00h
Las exportaciones agrícolas de la región a China aumentarían casi un 10% con una reducción arancelaria, según estudio del BID
Estudio revela las barreras arancelarias y no arancelarias del comercio entre China y la región.
Las exportaciones de productos agrícolas de la región a China aumentarían casi un 10 por ciento y las de bienes manufacturados más del 37 por ciento, si los aranceles de importación de China se redujeran a los niveles de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyo promedio es de 3.6 por ciento.

La mediana del arancel importador de China es aproximadamente el doble que el de la OCDE para los bienes agrícolas y más del triple para los bienes manufacturados.

Después de observar tasas anuales de crecimiento entre China y América Latina y el Caribe (ALC) de 31,2 por ciento entre 2000 y 2011 (con una breve interrupción en 2009 por la crisis financiera), el comercio bilateral se desaceleró drásticamente y se tornó negativo en 2014, producto de una marcada desaceleración del crecimientotanto de China como de la región.

A pesar de esto, China sigue como el segundo socio comercial de América Latina con el 13,7 por ciento del comercio total de la región en 2015. Además, el escenario más probable en el mediano y largo plazo será de un crecimiento sólido de la demanda china por productos básicos de ALC, aunque no tan alto como en la década pasada.

Éstas son algunas de las conclusiones del estudio “Revelando las Barreras del Comercio entre China y América Latina y el Caribe” realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo del BID a través de su Sector de Integración y Comercio.

“Tras la década de bonanza y la nueva coyuntura económica, los gobiernos y el sector privado de América Latina tendrán que invertir en una agenda de ‘inteligencia comercial’ que permita remover barreras y maximizar las ganancias potenciales del intercambio”, señala Mauricio Mesquita Moreira, Asesor Económico Principal de Integración y Comercio del BID y autor del informe.

“Para llevar adelante esta agenda de forma eficaz, las negociaciones deben estar, en la medida de lo posible, aisladas de las consideraciones políticas e ideológicas que han caracterizado la relación en el pasado”, agregó Mesquita Moreira.

Otro hallazgo importante es que la estructura arancelaria china tiende a discriminar en detrimento de las importaciones de bienes de consumo lo que representa un reto para los exportadores de ALC que buscan vender sus productos directamente a los consumidores chinos. Por ejemplo, el arancel promedio para los bienes de consumo (11 por ciento) es el doble que el de los bienes intermedios (4,9 por ciento) y diez veces superior al de las materias primas (1,09 por ciento).

En la última década, las barreras no arancelarias técnicas y no técnicas se han convertido en una restricción aún mayor que los aranceles para una cantidad significativa de exportaciones agrícolas de ALC.

Por ejemplo, en 2014, los productos agrícolas locales costaban en promedio 24 por ciento más que los productos importados, mientras que el arancel ponderado medio se ubicó en el 9,2 por ciento. Esta diferencia solo la pueden explicar otras medidas de intervención gubernamental. La carne vacuna, porcina y aviar son los productos más afectados, con diferenciales de precios que están muy por encima de sus aranceles de importación.

China, por su parte, también sufre las consecuencias de las barreras comerciales en ALC en la mayoría de países, especialmente en el MERCOSUR. Este hecho, sin embargo, no parece haber detenido la importante incursión de estos exportadores en la región.

El impacto de reducir los aranceles de ALC hasta los niveles de la OCED, aumentaría las exportaciones de manufacturas chinas en un 10 por ciento, y el rango de aumentos oscilaría entre el 7 por ciento y el 28 por ciento. Se estima que la mediana del arancel de ALC es casi dos veces más alta que la de la OCDE.

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