Asia emergente, demasiado grande para ser ignorada. id:73469
La renta variable y renta fija de las economías emergentes de Asia ha experimentado una década perdida, rezagadas respecto a los índices globales. Ello, a pesar de que estas economías han representado en torno al 70% del crecimiento del PIB mundial. Es atribuible al buen comportamiento de las acciones de EEUU, especialmente en algunas industrias, la revalorización del dólar, su expansión fiscal, rebajas de impuestos -los cuales llegan a explicar 40% de la mejora de márgenes-, así como recompra de acciones.
Pero los próximos cinco años los resultados deben ser totalmente diferentes, con un crecimiento superior y baja inflación, compromiso con las reformas, mejora de márgenes, valoraciones razonables y potencial de las divisas, con rentabilidades más acordes con el dinamismo previsto en la región.
En concreto, esperamos que la renta variable de Asia emergente sea la clase de activos que mejor evolucione los próximos cinco años, proporcionando 10,8% de rentabilidad media anual en dólares, incluso 12,1% en el caso de acciones de China. Hay que tener en cuenta de que partimos de valoraciones son razonables, con múltiplos por debajo de la media respecto a crecimiento previsto. A ello se añade la buena previsión respecto a los bonos, con 6,9% de rentabilidad anual en moneda local.
De hecho las divisas representan una fuente adicional de rentabilidad. Las divisas de mercados emergentes de Asia están infravaloradas, teniendo en cuenta que la región presenta superávit por cuenta corriente y una política monetaria mucho menos expansiva que los mercados desarrollados. Es el caso del renminbi, que se ha mostrado mucho más resistente que otras monedas de mercados emergentes. Aunque es un proceso lento que puede llevar años y exige la confianza del inversor, el renminbi tenderá a apreciarse a medida que el sistema legal chino se hace más confiable, se permite el libre flujo de capitales y se extienden sus mercados financieros. Ya se ha creado de facto una zona monetaria basada en renminbi, que atraerá capital extranjero.
Los activos asiáticos están infrarrepresentados
El caso es que Asia emergentes es región demasiado grande para ser ignorada. De hecho los activos asiáticos están infrarrepresentados en las carteras globales. Si el objetivo del inversor es igualar las rentabilidades reales que la cartera equilibrada tradicional ha generado los últimos años, una mayor proporción de capital tendrá que fluir hacia economías emergentes de Asia. En concreto, para los inversores que usan el dólar como moneda base el peso óptimo en Asia puede ser 25 a 30% (cerca del peso económico de Asia en el PIB global), frente a 7% actual, la mitad China y sin cobertura de divisa, para una rentabilidad real anualizada del 3,5% los próximos cinco años.
Crecimiento con baja inflación
Hay que tener en cuenta que Asia emergente presenta perspectivas de crecimiento y baja inflación, tendencia que se ha acelerado con la pandemia. Estas economías encuentran en mejor estado entre otras cosas porque sus políticas monetaria han sido mucho menos expansivas y han tenido que inyectar mucho menos estímulo que los países desarrollados. Además hay un compromiso creíble con las reformas y estas economías están cada vez más diversificadas. Con una inflación anual media del 2,2% -menor que de la de EEUU o la euro zona, el crecimiento real del PIB en Asia emergente los próximos cinco años puede ser del 5% anual, frente a 2,5% de EEUU o 1,6% de la Euro Zona.
Efectivamente, la baja inflación en Asia emergente es previsible con el aumento de la productividad, apreciación de las divisas, exceso de ahorro y que el Banco Central de China, a diferencia de la Reserva Federal, no va a tolerar la inflación -que ha sido incluso menor que la de EEUU los últimos diez años-.
Comercio electrónico, servicios financieros, transición verde y semiconductores
Las oportunidades abundan. En concreto, observamos temas estructurales relacionados con la digitalización, innovación, aumento de la clase media y desarrollo demográfico, con oportunidades en comercio electrónico, sector financiero, economía verde y semiconductores.
El norte de Asia es un líder mundial en comercio electrónico. China tiene la mayor penetración del comercio electrónico del mundo, con los mayores ingresos absolutos (tres veces que los de EE.UU.) y la más rápida tasa de crecimiento, que se puede mantener por ingresos por usuario e innovación. Por su parte Taiwán y Corea lideran la fabricación de chips, especialmente semiconductores más avanzados. Se prevé que Samsung Electronics y Taiwan Semiconductor Manufacturing Co de Corea representen conjuntamente 43% de la inversión en capital fijo de la industria mundial de semiconductores este año.
Además, China es el mayor inversor mundial en energías renovables y mayor productor de energía solar y eólica. A pesar de que China representaba la mitad de las ventas mundiales de automóviles eléctricos en 2019, su penetración de vehículos eléctricos sigue baja, 5 %. Pero se espera que alcance 35 %, de los mayores del mundo para 2030. Su industria de vehículos eléctricos ha logrado una destreza tecnológica significativa, disfruta de ventaja de costes y mejora de la percepción de marca en comparación con sus pares. Además Corea cuenta con tres compañías que representan 50% del mercado global de baterías.
En el sur de Asia observamos aceleración del crecimiento, especialmente tras la pandemia, que ha impulsado la digitalización de los servicios financieros, con nuevas compañías fintech con capacidad para para escalar sus modelos de negocio. Al respecto India ha hecho grandes avances en la inclusión financiera, partiendo de una base baja. A India le favorece el desarrollo demográfico, la innovación y el aumento de la productividad.
Por su parte Vietnam, que ha atraído a numerosas empresas extranjeras, puede convertirse en uno de los principales centros manufactureros del mundo. Su fuerza de trabajo es joven (edad promedio 31 años), con salarios alrededor de un tercio de los de China, buena conectividad con la cadena de suministro/centros logísticos (Guangdong, Singapur), adhesión a múltiples acuerdos de libre comercio incluso con Corea del Sur y la UE y un régimen fiscal muy competitivo de incentivos y moratorias fiscales para fomentar nuevas inversiones. Ha sido de los mayores beneficiarios de las tensiones comerciales entre EEUU y China.
Bonos chinos: refugio con efecto diversificador
Además los bonos chinos han pasado a ser inversión de nicho a refugio con efectos diversificador. Ofrece la mejor combinación rentabilidad/riesgo. El bono a cinco años de China se ha comportado bien durante la pandemia con muy baja correlación con otros bonos. A ello contribuye la baja inflación y un Banco Central conservador y predecible. Además aunque al renminbi le queda mucho recorrido para ser moneda de reserva, se están estrechando los lazos comerciales interregionales, atrayendo el centro de gravedad económica, de manera que lo que denominamos zona renminbi ya supone 27,3% del PIB mundial. Su peso como moneda de reserva puede pasar del 4% actual al 18%.
A ello se añade que la deuda empresarial grado de inversión de Asia emergente resulta atractiva por fundamentales y valoración.
Las oportunidades compensan los riesgos
Por supuesto, hay riesgos. Las economías asiáticas en desarrollo afrontan importantes retos, desde la deuda acumulada por China, hasta desafíos que no se resolverán en décadas, especialmente, el deterioro demográfico, cambio climático y una gobernanza débil, desglobalización desde 2007 y tensiones en las cadenas de suministro, así como cuestiones geopolíticas. Pero muchos de estos retos pueden superarse con una combinación de desarrollo tecnológico y de innovación y en conjunto las oportunidades compensan.