Otra vez las pymes son víctima de una crisis económica mundial originada por la pandemia del COVID-19, lo que representa una gran amenaza para su continuo funcionamiento y para el sustento de los trabajadores. id:59460
El papel de las pymes como columna vertebral de la economía global y su difícil situación actual, hacen que sea urgente lanzar planes específicos que proporciones herramientas concretas para ayudar a rescatarlas.
Decenas de miles de pymes podrían quebrar, o están a punto de hacerlo, debido a esta nueva crisis. Ciertamente estamos viviendo uno de los períodos más difíciles en la historia de las pequeñas y medianas empresas. Los empresarios tienen dificultades para resistir el choque y acceder a financiación en condiciones razonables para sus operativas o su expansión.
De esos miles de empresarios que podrían perder sus negocios, no se sabe cuántos emprenderán nuevas aventuras. No hay cifras fiables, pero probablemente serán muy pocos los que lo hagan por la sencilla razón de que no sólo perderían su inversión, sino quizás también sus ahorros y préstamos personales.
¿Cómo podemos crear un entorno adecuado para que las pymes crezcan y prosperen incluso durante la crisis? ¿Cuáles son las respuestas y medidas políticas que se han establecido para apoyar el desarrollo de las pymes? ¿Qué hay que hacer para ayudar a su crecimiento?
Las pymes son un factor clave y de impacto. Son las que generan más empleo. A modo de ejemplo, se calcula que por cada millón de euro invertido desde una pyme, se crean 14,7 puestos de trabajo frente a los 3,1 que se generan si la inversión viene de una gran empresa.
Las pymes contribuyen en más del 40% al PIB en las economías emergentes. El sector privado aporta 9 de cada 10 puestos de trabajo en los países en vías de desarrollo, juega papel clave en la creación de nuevos puestos, fomenta el crecimiento y posee un enorme potencial.
Las pymes en el Mediterráneo son una parte inseparable de su economía. La región cuenta con 25 millones de pymes. Todas las administraciones reconocen su importancia e impacto para crear riqueza y diversificar las economías, teniendo en cuenta que estas y las empresas informales representan el 90% del tejido empresarial, el 60% del PIB y el 70% del empleo en la región. Pero las Pymes sólo reciben el 8% del total de préstamos bancarios. Sin embargo, este reconocimiento no ha dado lugar a soluciones efectivas para los problemas endémicos que sufren estas empresas, sino que se manifiestan de forma trágica en cada crisis.
No son suficientes ni satisfactorias las medidas gubernamentales o los programas de financiamiento puestos en marcha. La asimetría de la información y la estructura del sistema financiero, las exigencias de garantías y las elevadas tasas, son imposibles de aceptar.
A pesar de un creciente número de aceleradoras de startups y de fondos para la región, la creación de empleo, la competitividad, mayor productividad y el crecimiento económico, ayudan a reducir la pobreza. Por lo tanto, las pymes son la clave del crecimiento inclusivo del Mediterráneo y resultan esenciales, especialmente para el surgimiento de la clase media regional y el acceso al empleo.
A pesar de una maraña de obstáculos, algunas pymes han prosperado en la región. Existe una dureza y resistencia entre los empresarios de la región que les permite superar prácticamente todos los obstáculos. Ellos merecen todo el apoyo que puedan obtener, sobre todos de las administraciones, los bancos, los inversores o las firmas de capital riesgo o privado. Las pymes tendrán un papel esencial que desempeñar en la creación de los 20 millones de empleos necesarios para absorber a los recién llegados al mercado laboral en los próximos años.
Sin embargo, estas se enfrentan a muchos obstáculos, incluido el acceso a la financiación. Debemos adaptar nuestros sistemas para apoyarlas de manera más efectiva y participar así en su desarrollo. Sus necesidades de financiación ascienden a 200 mil millones de Euros. Necesidades que constituyen un freno real para su crecimiento y, por lo tanto, para el desarrollo económico de los países de la región.
En el Mediterráneo hay enfrentan desafíos constantes principalmente impulsados por un panorama de comercio electrónico que cambia rápidamente, el aumento de la digitalización y el crecimiento de la demanda de los clientes; lo que indica que la tecnología y la transformación digital continuarán jugando un papel importante en el futuro del comercio y la industria.
Se debe brindar apoyo directo e inmediato a las pymes para garantizar su operación continua. Es decir, asegurar que el apoyo les llegue a ellas y a sus trabajadores rápidamente, adaptar los programas sociales existentes dirigidos por el gobierno, y garantizar el comercio abierto y el flujo acelerado de bienes esenciales a través de las fronteras.
Por tanto, hay que apoyar y mejorar su entorno, alargar su ciclo de vida, impulsar su asociación con el sector público y facilitar su acceso a la financiación, en especial a las más vulnerables. Es necesario dibujar políticas, programas e iniciativas específicos de apoyo a las pymes teniendo en cuenta que son y serán el motor del crecimiento económico, generadoras de empleo e impulsoras una verdadera integración económica. A menudo las pymes quedan al margen de los grandes circuitos, a pesar de su contribución efectiva a la movilización de los ahorros, a la modernización de las economías, al aumento de la competitividad y al desarrollo de los intercambios internacionales. Hay que implementar canales para el diálogo entre el gobierno, los empleadores, los trabajadores y las comunidades.
Animar a los bancos e instituciones financieras convencionales a invertir en sectores productivos y a financiar a las Pymes y a las microempresas en los países mediterráneos. Para recuperarse de la crisis se necesita estimular al sector privado, especialmente las pymes.
Por otra parte, es relevante trabajar para eliminar los principales obstáculos para la creación y el desarrollo de negocios, proporcionando experiencia contable, técnica o legal, y brindando asesoramiento, capacitación, monitoreo o conciencia de los problemas ambientales y sociales. También hay que crear centros de apoyo para pequeñas empresas en la economía informal, las cuales ocupan un lugar central en todas las sociedades mediterráneas.
Los países de esta región deben impulsar la diversificación de sus economías con el objetivo de generar empleo sostenible, especialmente para los jóvenes, pues estos alcanzan una media del 45% de paro. En este contexto, el apoyo al desarrollo del espíritu empresarial tiene que ser una estrategia esencial. Para ello los gobiernos deben ofrecer una plataforma acogedora a la iniciativa emprendedora y proporcionar un entorno de negocios transparente y eficaz, si quieren salir de la crisis y en vista del potencial material y humano del que disponen.
En el Mediterráneo, el espíritu empresarial y creativo tiene raíces que nos impulsan a ayudar activamente a la creación de pymes muy valiosas y necesarias para las economías. Esa suma debe convertirse en un elemento de competitividad y una ventaja comparativa en relación a otras economías. Una economía que fomente y permita iniciar nuevas empresas y cree un ecosistema que facilite otros tipos de actividad económica productiva.
Apostar por las pymes se traduce por parte de los organismos políticos y financieros nacionales y multilaterales, en dedicar una atención particular en los próximos años a estas empresas con el fin de mejorar sus condiciones de sostenibilidad y de garantizar su plena participación en el proceso de desarrollo y crecimiento.
Fuente: ASCAME