Un informe elaborado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el sindicato UGT, Randstad y el observatorio Future for Work Institute revela qué opinan y cómo se enfrentan los trabajadores españoles al fenómeno de la automatización. id:43112
Aunque las predicciones de diferentes expertos e instituciones no coinciden respecto al número de puestos de trabajo que pueden destruirse, crearse o transformarse como consecuencia de la automatización, existe un consenso generalizado en que un número importante de trabajadores necesitará un significativo proceso de recualificación profesional para preservar su empleabilidad.
En este contexto, la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el sindicato UGT, Randstad y el observatorio Future for Work Institute han colaborado en la elaboración del informe Los trabajadores españoles ante la automatización con un doble objetivo: por un lado, determinar los factores que influyen en la percepción de la automatización como amenaza u oportunidad, que llevan a adoptar una actitud u otra ante este fenómeno; por otro, provocar una reflexión sobre lo que pueden hacer los diferentes actores implicados para minimizar el impacto negativo de la automatización del trabajo en la sociedad.
Principales hallazgos del estudio
Entre los resultados del estudio, en el que han participado 1.559 trabajadores en activo residentes en España, destacan los siguientes diez:
1- Solo uno de cada cinco trabajadores está muy preocupado porque las máquinas o el software puedan hacer innecesario su trabajo o poner en riesgo su futuro en su empresa de aquí a diez años.
2- La proporción de personas muy preocupadas porque su trabajo vaya a ser reemplazado por máquinas o software es el doble entre quienes realizan trabajos menos complejos que entre quienes realizan trabajos más complejos.
3- La proporción de trabajadores que están muy de acuerdo con que la automatización puede contribuir a mejorar sus trabajos es el doble entre quienes realizan trabajos más complejos que entre quienes realizan trabajos menos complejos.
4- A mayor nivel de estudios las personas tienden a preocuparse menos por el riesgo de perder su trabajo o porque su futuro laboral se vaya a ver perjudicado por causa de la automatización.
5- Directores, gerentes y profesionales científicos e intelectuales se sienten menos amenazados por la automatización que las personas que realizan tareas de apoyo administrativo, oficiales, operarios y trabajadores de los servicios.
6- Por áreas funcionales, los profesionales de las áreas de administración, contabilidad, finanzas, atención a clientes y usuarios, compras, logística, calidad y fabricación son los que sienten un mayor riesgo de ser desplazados por máquinas o software. En el otro extremo, los profesionales de las áreas de marketing, recursos humanos, legal y dirección general son los que se sienten menos amenazados.
7- Las personas con trabajos más complejos que se sienten más amenazadas por la posibilidad de ser reemplazadas a corto plazo por máquinas o software son las que más tienden a anticiparse y prepararse para los cambios futuros de una manera personal y creativa.
8- Los trabajadores que más se preocupan por anticiparse y prepararse para los cambios que pueden producirse en el futuro son, además, los que más tienden a opinar que la automatización puede mejorar sus trabajos.
9- Se observa una relación negativa entre la preocupación de los participantes por anticiparse y prepararse para los cambios del futuro y su antigüedad en su empresa. A mayor antigüedad, menor preocupación.
10- Existe una relación positiva notoria entre la creencia de que la responsabilidad de que los trabajadores consigan adaptarse a los cambios del futuro corresponde principalmente a cada persona, el grado de complejidad del trabajo desempeñado y el nivel de anticipación y preparación para esos cambios que muestra la persona.
Opiniones de los representantes de las organizaciones participantes:
«Nos llama mucho la atención la diferencia entre el porcentaje de trabajadores que dicen estar muy preocupados porque sus trabajos puedan ser reemplazados por máquinas o software y el porcentaje de empleos que diferentes estudios prevén que serán eliminados como consecuencia de la automatización. O bien esos estudios pecan de alarmistas, o bien los trabajadores españoles no son del todo conscientes del alcance y velocidad con que se están produciendo esos cambios». (Santiago García, fundador de Future for Work Institute).
«El informe describe una panorámica muy polarizada entre aquellos trabajadores suficientemente cualificados y que desarrollan tareas muy difíciles de automatizar, y el resto de trabajadores, el colectivo mayoritario, que agruparía aquellas cualificaciones medias y bajas que verán mermadas sus condiciones laborales, e incluso la posibilidad de encontrar empleo, si no se recalifican lo antes posible. Esta evidencia obliga a gobiernos, empresas y sindicatos a asumir que la formación continua en los centros de trabajo debe ser un eje fundamental de cualquier estrategia laboral de futuro». (José Varela, responsable de Digitalización en el Trabajo en UGT)
«La sociedad en conjunto debe poner un gran énfasis en el aprendizaje a lo largo de la vida para hacer frente a los desafíos de la automatización. En particular, con las personas que realizan trabajos poco complejos, ya que el informe muestra que son las que menos tienden a actualizar sus conocimientos y anticiparse a los cambios en el trabajo. Es decir: ni su trabajo (al ser poco complejo no proporciona oportunidades de desarrollo y adaptación) ni su propio esfuerzo les lleva a actualizarse, por lo que tenemos una receta segura para que los cambios tecnológicos les dejen fuera del mercado. Hay que buscar el modo de transmitir a todos los trabajos la necesidad de seguir aprendiendo a lo largo de la vida, algo que cualquiera puede hacer, cada uno en su medida y de modo progresivo». (Eva Rimbau, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC)
«Resulta muy llamativo que para la mayoría de los trabajadores no se detecte una gran preocupación por lo que esta transformación les puede provocar, incluso en el corto plazo. En qué medida esta ausencia de inquietud es manifestación de un comportamiento racional –al fin y al cabo estoy destacando que en las revoluciones pasadas los impactos positivos pesaron infinitamente más en la balanza que los negativos– es algo que solo el tiempo podrá responder. De momento, un primer paso es aportar conocimiento y alertar sobre los cambios que vienen, y este estudio contribuye de manera valiosa a este objetivo». (Valentín Bote, director de Randstad Research).
La experta
Eva Rimbau, Profesora de los Estudios de Economía y Empresa.