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Subaru Outback Bi-Fuel 2,5 boxer

Subaru Outback Bi-Fuel 2,5 boxer
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Además de estar a caballo entre un familiar y un todoterreno, ahora es ecológicamente más eficiente

Por Mariano García Viana
miércoles 25 de diciembre de 2019, 23:30h
Uno de los mayores éxitos de Subaru, el Outback, ha reforzado su presencia en el mercado, no solo por su reciente remodelación estética, sino también por la incorporación de la posibilidad de utilizar el más ecológico combustible Gas Natural Licuado (GLP), significativamente con más reducción de emisiones de CO2 y de óxidos de nitrógeno que otros combustibles derivados del petróleo. id:53589
Como otros modelos de Subaru, el Outback dispone de un motor que puede funcionar con GLP y con gasolina cuando el gas se acaba, pues mientras lo haya en el depósito por defecto el motor utilizará siempre GLP, a no ser que el propio conductor quiera pasar manualmente a utilizar gasolina apretando un botón situado sobre el indicador del nivel de gas. El cambio de GLP a gasolina el conductor no lo nota en absoluto, pues el motor se adapta automáticamente al tipo de combustible que se utiliza. El consumo de gas es algo más elevado que el de gasolina, pero aún así resulta mucho más económico utilizarlo habitualmente, además del componente ecológico que permite circular por las zonas “cerradas” de algunas ciudades, así como cando existan limitaciones de circulación por contaminación, al disponer de la etiqueta ECO. Utilizando al máximo la capacidad de los depósitos de combustible de 60 litros cada uno, se puede conseguir una autonomía de nada menos que 1.000 kilómetros, en este sentido el Outback no tiene rival.

El motor utilizado es el Boxer de 4 cilindros atmosférico de gasolina, con 2.5 litros de cilindrada y un rendimiento de 175 CV a 5.800 r.p.m. y un par de 235 Nm a 4.000 r.p.m., que presenta un consumo combinado en el exigente ciclo WLTP de 8,6 l/100 km. La respuesta del motor es la misma, ya sea gasolina o GLP el combustible utilizado, es una respuesta rápida, pero no enérgica, aunque con un empuje constante y equilibrado, como si fuera un motor eléctrico, silencioso a bajas o medias revoluciones, pero eso sí, si lo exigimos con decisión se deja oir con bastante intensidad. Ello es debido a que el cambio automático es del tipo de variador continuo, denominado Lineartronic, que cuando se acelera enérgicamente revoluciona el motor de forma notoria, a un alto régimen de forma más o menos constante mientras el coche va ganando velocidad. Ahora bien, esa otra suavidad y silencio que hemos notado a bajas y medias revoluciones e incluso a altas velocidades en las que el coche se ha ido lanzando con rapidez, pero sin exigir al motor de inmediato, pisando solo el acelerador en un 65% del recorrido, es debido a que el cambio funciona como una caja automática habitual con seis relaciones fijas, que se pueden manejar incluso desde las levas situadas tras el volante. Una buena solución de Subaru para este tipo de cambios de variador continuo.

A pesar de que el Outback es un coche grande, pues no olvidemos que mide casi 5 metros de longitud, se desenvuelve muy bien en todo tipo de carreteras, ya sea en rectas, donde mantiene su trayectoria a altas velocidades o en curvas donde el balanceo no es excesivo, aunque tenga una altura con respecto al suelo de 200 milímetros, lo que le permite salir de la carretera sin problemas, pues contamos con la tracción permanente simétrica (Symmetrical All Wheel Drive), característica por su eficacia, que monta Subaru desde 1972. La eficaz suspensión esta compuesta por un sistema McPherson en el tren delantero, con su correspondiente barra estabilizadora y por otro de paralelogramo deformable en el trasero, también con su barra estabilizadora. El comportamiento off-road es como el de cualquier crossover e incluso mejor por su eficacia tractora, solo limitada por los voladizos de la carrocería e incrementada al disponer de dos botones situados en la consola horizontal. Uno es el X-MODE que activa la optimización de la capacidad de tracción, actuando sobre el motor, los frenos, el sistema de tracción integral y la transmisión. El otro es el de Control de Descenso, que permite descender pendientes muy pronunciadas a una velocidad constante y controlada sin que el conductor tenga que activas los frenos. También el Outback, cuenta con otro sistema útil tanto en carretera como al circular deprisa por caminos de tierra. Se trata del Active Torque Vectoring (VDC), que frena automáticamente las ruedas interiores en las curvas y envía más par a las ruedas exteriores.

El aspecto exterior del Outback es agradable y con unas formas clásicas para un familiar, pero ello no significa que no tenga el atractivo que proporciona la robustez igualmente clásica de los modelos de Subaru. No son espectaculares y especialmente modernos en sus líneas, pero hay que reconocer que son imperecederas. Además, la versión probada era la denominada Black Edition, que luce una carrocería negra, con algunas discretas inserciones en verde, que personalizan el vehículo. Así en el frontal, con una calandra negra presidida por el logo de la marca, se dispone de unos faros de led de un tamaño más grande de los que últimamente se estila y más abajo de unos antiniebla redondos también con un tamaño generoso, a cada lado de la entrada de aire inferior, bajo la cual se sitúa el protector de los bajos en color aluminio. En la mencionada parrilla unas finas líneas verdes distinguen la versión. Lateralmente se aprecia la considerable longitud del coche, lo que augura un amplio habitáculo como más adelante corroboraremos. Destacan las grandes superficies acristaladas, la forma en relieve que une el abultado paso de rueda delantero con la parte superior de los grupos ópticos traseros, las barras del techo, los pasos de rueda con protectores de plástico igualmente negros y que se prologan por la parte baja de las puertas, las grandes llantas de 18” y bonito diseño, el protector de bajos en color aluminio y como no, el nombre del modelo en color verde. En la parte trasera destaca sobre manera la gran luneta y su bien dimensionada visera, así como los igualmente grandes grupos ópticos, con iluminación mixta incandescente y de led, que se prolongan por el lateral de la carrocería. El difusor de aire es de color aluminio, para hacer juego con otras parte de la carrocería mencionadas. En esta parte el detalle verde lo marca el logotipo de bifuel.

Lo primero que destaca del interior del Outback es su espacio, tanto los pasajeros delanteros como los posteriores, disponen de un entorno holgado y capaz en la parte trasera de albergar sin problemas a tres personas con un alto grado de confortabilidad solo penalizado para el ocupante central por el propio diseño del asiento. Lo segundo que se puede señalar es el excelente aspecto del salpicadero y la calidad de los materiales empleados en la mayoría de los elementos que nos rodean que a la vez dan una sensación de robustez e incluso de alta tecnología, sobre todo en el mencionado salpicadero que, ofrece por un lado un cuadro digital moderno y muy bien protegido por una doble visera, ya que cada uno de los indicadores principales tiene esta en el fondo de la suya propia, al estilo de Alfa Romeo. Siguiendo con el cuadro digamos que, separando ambos indicadores, el del cuentavueltas y el velocímetro, en una pantalla se reproducen diversos sistemas del coche.

En el centro del salpicadero se encuentra lo que pudiera llamarse una consola superior, ya que enmarcado en ella se engloban las salidas de aire superiores, la pantalla multifunción con todos sus mandos de activación y selección alrededor de ella, los redondos del climatizador y las teclas de su selección y alguna otra auxiliar. Todo el conjunto queda muy bien definido. Debajo de esta consola se sitúa un gran hueco con tapa y ya en la parte horizontal el selector del cambio, con los mandos del freno de mano eléctrico y los mencionados del X-Mode y Control de Descenso. El reposabrazos central contiene también un hueco de gran capacidad y ya que hablamos de huecos, digamos que hay un gran número de ellos repartidos por todo el habitáculo. Todo queda bastante a mano excepto unas teclas situadas a la izquierda del volante que casi están ocultas por el reborde del salpicadero, menos mal que no son de uso habitual en marcha, pues hay que fijarse en ellas para activarlas, apertura del maletero, intensidad lumínica del cuadro, anulación del control de tracción, etc.

Los asientos son en sus bordes de piel y en su zona central de tela hidrófuga, que repele los líquidos y la suciedad, lo que viene muy bien para un coche con espíritu aventurero por sus posibilidades camperas. Sujetan bien el cuerpo y el trasero se puede abatir hasta conseguir disponer de 1.848 litros de capacidad del maletero, que en condiciones normales se queda en 512 litros. Como no podía ser de otra manera, las costuras de las zonas de piel, salpicadero, asientos, palanca selectora del cambio, guarnecido de las puertas o volante, son de color verde en esta versión Black Edition.

El equipamiento es muy completo, sobre todo el que se refiere a seguridad. Se cuenta con el Subaru EyeSight con cámaras a cada lado del retrovisor interior y en la parte delantera. A través de este sistema y asociado al cambio automático Lineartronic, se obtienen las funciones de frenada de precolisión hasta 50 km/h, control de crucero adaptativo hasta 180 km/h, alerta de cambio de carril, corrección de la trayectoria a partir de 60 km/h devolviendo el coche al centro del carril, aviso de vehículo en el ángulo muerto, 7 airbargs y un largo etcétera, además de los elementos de confort habituales en este tipo de vehículos. Por otra parte, en lo que se refiere al infoentretenimiento, señalemos que el navegador es Tom Tom y que se cuenta con un excelente equipo de sonido de Harman Kardon.

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