La mayoría de las personas no son conscientes de los motivos de su apetito por el ritmo estresante de la vida que llevan, por ello, es bueno plantear cuatro preguntas cuando uno se dispone a comer: ¿Es aburrimiento, estrés, por comodidad?¿Emociones, hora del día o hambre física?¿Es por conveniencia, gusto o nutrición?¿En una mesa, de pie, en el coche, corriendo?.