El fomento de la cultura preventiva ayuda a generar espacios más confortables para los trabajadores, estos se aseguran un entorno seguro y, por tanto, la productividad aumenta de forma natural. ID: 87010
Las empresas, tal y como marca la legislación y exige el Estatuto de los Trabajadores, deben contar con entornos físicos seguros, implementar la ergonomía en su actividad diaria y, sobre todo, prevenir incidentes que se puedan derivar de la propia actividad o incluso por hechos fortuitos.
En todo caso, lo que toda empresa debe trabajar es en la línea de una cultura preventiva que ayude, por un lado, a que la plantilla de personas trabajadoras se sienta segura, cómoda y asistida, porque, indudablemente, eso conllevará a un mejor rendimiento y, por tanto, termina dando beneficios a la compañía. Se trata de un contrato de intereses que mejora tanto la salud laboral y física de los empleados, como el fin de todo empresa, ser más productiva.
Pero, para eso, en muchas ocasiones las empresas tienen que contar con una asesoría especializada que les ayude a detectar las debilidades de la empresa, así como las propias amenazas que pueden sufrir por la ubicación, las características de las instalaciones donde se realiza la actividad, o si es en la calle, a domicilio o transporte poder ponderar los riesgos y, sobre todo, buscar las mejores soluciones y medidas preventivas.
Sin lugar a dudas, este tipo de política de seguridad aboga, sobre todo, por la prevención, ¿por qué es así? Sencillo, prevenir significa evitar, que no pase, poner todos los medios para erradicar un mal, por eso, es muy necesaria la cultura de la prevención en el entorno empresarial. También hay que tener herramientas para actuar en caso de fallos del sistema, pero, en esencia, de lo que se trata es de poner el máximo de barreras para que estas ni siquiera ocurran.
La importancia de un equipo experto en prevención laboral
Generalmente, las grandes empresas tienen su equipo de prevención de riesgos, pero la gran mayoría del tejido empresarial conformado por Pymes no tiene en plantilla a personal que trabaje de manera continuada en esa labor. Es ahí donde se precisa la contratación de una empresa que sí esté dedicada específicamente a esa labor y que sepa asesorar por sus servicios, haga un seguimiento e implemente nuevas técnicas y avances que vengan a mejorar esa seguridad, prevención y ergonomía de la plantilla.
Aparecen, pues, firmas como I+3 para asistir a otras empresas en esa tarea de ayudar a mejorar el entorno y a implementar medidas de seguridad que refuercen el bienestar físico y emocional del personal. Para ello, la innovación, la renovación de técnicas, la profesionalización de los técnicos de prevención y la investigación y el desarrollo de nuevas herramientas hacen de esta empresa auxiliar una de las mejores para sacar un sobresaliente en prevención de riesgos laborales y salud en el trabajo.
Las pistas, las claves y los hechos: tres pasos esenciales
Evidentemente, a la hora de poner en marcha un plan preventivo hay que conocer en qué entorno se va a trabajar. Para ello, la compañía I+3 busca las claves esenciales que ayuden a saber cómo implementar esa cultura preventiva en la empresa y por dónde habría que comenzar. También estudian el grado de compromiso inicial tanto de la dirección como de la plantilla para conocer de donde se parte para, desde luego, generar una buena base que es la clave de todo.
Ahí está el segundo ítem: las claves. En el momento de ofrecer a la empresa que contrata los servicios las claves, las llaves y las herramientas para hacer que esas políticas preventivas, de seguridad y salud tengan efecto y sean bien recibidas por la plantilla. Por supuesto, es la única razón para que los hechos se consuman y cumplan con sus objetivos.
La puesta en marcha de todas las medidas serán hechos que ayudará a generar unos datos y esos datos serán los encargados de evaluar si las medidas que se utilizan son las más adecuadas. En el caso afirmativo habrá que estudiar su fomento e implementación y en las que no reforzarse, mejorarlas o cambiarlas por otras más efectivas. Así es como se construye una verdadera cultura de la prevención.
Los principales retos de un buen plan de prevención
Por supuesto, en este ámbito hay que buscar retos y metas, es la mejor forma de llegar a los objetivos y, sobre todo, superarlas. Eso es muy positivo porque cuanto mejor resultado tenga la prevención más seguro es el entorno, mejor ambiente laboral se genera y eso aumenta la autoestima de la plantilla y, por ende, va a asociado a las ganancias de la empresa.
Pero, para eso hay que tener un sistema que ayude a creer que la cultura preventiva es la mejor herramienta para lograrlo. En I+3 tienen claras cuáles son sus claves: en primer lugar hay que hacer que la dirección de la empresa crea en esas herramientas y las haga propias; ayudar al servicio de prevención de la compañía o al responsable de ello para que se vea reforzado y eso entusiasme a su ánimo de trabajar en la materia; la tercera pata importante en este apartado son los propios trabajadores que se sientan los protagonistas y depositarios de todas esas medidas y que ello los lleve a hacerlas suyas, y, por último, implicar a los mandos intermedios, que sean una herramienta clave de bisagra que hagan que el engranaje de la cultura preventiva está absolutamente engrasado.
En definitiva, se trata de
hacer de las empresas un lugar agradable, un entorno en el que tanto la directiva, como los mandos y los trabajadores se sientan, en conjunto, parte de ese todo. Que esté, al máximo exponente, garantizada la seguridad física, moral y emocional de los empleados y que tengan los canales para denunciar, sugerir o citar mejoras porque, en este camino,
la participación es esencial. La cultura preventiva
mejora la vida de las empresas, mejora el bienestar de la plantilla y hace que ir al trabajo se convierta en una buena experiencia.