Una estrategia de buen gobierno puede salvar una startup en su fase más inicial

El ecosistema startup continúa sacando músculo un año después de la declaración de pandemia, especialmente después del anuncio de que una parte de los fondos de recuperación europeos irán destinados a la investigación, las nuevas economías y los proyectos sostenibles.

Aún así, justo al inicio de la crisis, las previsiones de crecimiento y de alcance de punto cero de muchas tecnológicas se quedaron en papel mojado. Con este escenario, empezaron a salir a la luz casos de malas praxis por parte de algunas Venture Capital, que se aprovechaban de la fragilidad de muchas de estas empresas que recién habían cerrado sus primeras rondas de inversión.

Publicaciones especializadas como Sifted, Business Insider o EU-Startups se hicieron eco de voces anónimas dentro de los consejos de administración de diversas empresas tecnológicas que explicaban situaciones de abuso de poder, amenazas, coacciones e incluso de acoso psicológico por parte de los inversores, unas declaraciones que corroboró Matt Clifford, cofundador de Entrepreneur First en un artículo de Sifted: “He visto más comportamiento impropio de inversores en los últimos 10 días que en los ocho años anteriores”.

Sin embargo, los fondos de capital riesgo de Estados Unidos recaudaron 56,6 mil millones de dólares hasta el 30 de septiembre 2020, frente a los 54,9 mil millones recaudados en todo 2019, según la National Venture Capital Association. Por otro lado, según el informe anual de la Fundación Innovación Bankinter sobre tendencias de inversión, en 2020 las startups españolas recibieron 1.105 millones de euros, un 11,3% menos de capital que en el ejercicio anterior, aunque las operaciones crecieron un 36%. Estas cifras se deben en gran parte a que apenas hubo rondas de financiación de serie B o más altas.

Wafa Khlif, profesora de Management Accounting de TBS en Barcelona y Responsable de su polo de investigación de Accounting, Control and Performance, esclarece que estas cifras no significan que sean “buenas o malas” por si solas, pero también advierte: “esto no descarta que algunos inversores están utilizando la crisis mundial para tener, todavía más, un comportamiento no ético”. Khlif también recuerda que “los fondos de capital riesgo compiten entre ellos con algunos que pueden tener una extraordinaria falta de estructura de gobierno con el riesgo de marcar la cima del mercado”.

La importancia de mantener la buena reputación pasa por una estrategia de governance

Después de estas experiencias de mala praxis en el ecosistema startup, desde TBS en Barcelona recomiendan la creación e implementación en las empresas tecnológicas, desde las etapas más tempranas, de una estrategia de Governance, o ‘buen gobierno’. Estas directrices deben equilibrar las necesidades de todas las partes involucradas, como la del inversor y la de la empresa, y deben ser por escrito.

“La mayoría de las startups empiezan a recaudar dinero nuevo cuando les quedan unos pocos meses de recorrido y esto le ponen en una situación muy arriesgada donde el capital riesgo puede abusar de su poder”, explica Wafa Khlif, que también reconoce que existen fondos de capital riesgo y VCs con un comportamiento “heroico” cuidando a los fundadores con los que se asociaron durante el inicio de la crisis para que, finalmente, la empresa pudiera sobrevivir durante este tiempo. No obstante, la experta en Governance también lamenta que “hay muy pocos VCs así”.

Desde TBS en Barcelona también se recuerda que “Ningún empresario quiere entablar una relación comercial con un inversor que se vuelve oportunista a la primera señal de problemas”.

De esta manera, TBS en Barcelona ofrece tanto en sus programas de Bachelor in Management como en los de Master in Management, una visión amplia de la ética en los negocios, con cursos en governance y buen gobierno, performance management y accounting.