Quizás se pueda interpretar este título como algo radical, al escribir directamente la palabra mentira, pero lamentablemente, se da la circunstancia de que, en este nuevo mercado del autoconsumo, voluntaria o involuntariamente, a veces se le miente al cliente potencial. id:69133
Lo podría haber titulado de una forma más políticamente correcta, ventajas y riesgos del autoconsumo, que también habría valido, pero me ha parecido más conveniente y oportuna en esta ocasión que me ofrece Energética XXI para revisar algunos conceptos fundamentales y aclarar posibles dudas.
De entrada, hay que tener en cuenta que, en un proyecto de autoconsumo, basado en tecnologías experimentadas y fiables, intervienen aspectos muy poco exactos.
Pongamos un ejemplo. Vivo en una casa unifamiliar con mi mujer, dos hijos adolescentes y un perro. Tengo un pequeño patio y no tengo piscina. La calefacción es por gas natural y tengo tres pequeños aparatos de aire acondicionado que uso sólo en casos extremos en verano, porque gastan bastante. Tengo todos los electrodomésticos eléctricos, incluyendo la placa y el horno.
Una de las cubiertas de mi casa tiene orientación sur, no tiene sombras y una inclinación de unos 30 grados. ¡Ah!, vivo en Getafe, un pueblo al sur de Madrid.
Últimamente he visto tanta publicidad y tantas ofertas para poner “placas” que, al final me he animado a pedir presupuesto a mi compañía eléctrica y a otro par de empresas: otra pequeña compañía que también te vende la electricidad y otra que, simplemente me vende los equipos, aunque ya me han dicho que debería cambiar el tipo de contrato.
A todas les he dado los datos que me han pedido, básicamente cuánto gasto por meses y en el total del año, cosa que se puede ver en la última factura (en nuestro caso, 4.000 kWh), y les he explicado que después de desayunar, todos nos vamos de casa, menos el perro, y no volvemos hasta las 6 de la tarde, menos en los fines de semana y las vacaciones, claro. Ya me han llegado las propuestas y me he quedado algo confundido.
Mi compañía actual me ha ofrecido instalar 4 paneles (1,52Kwp), con un inversor y el resto de equipos por 4.209€ y me dicen que voy a ahorrar 395€ el primer año porque voy a tener un autoconsumo del 40%, que me imagino significa que con lo que produzca, voy a cubrir un 40% de mi consumo. Es decir, me dicen que voy a producir 2.025kWh pero que sólo consumiré 1.618kWh. Como, además, me compran la energía que sobra a 8 céntimos el kWh, es por lo que ahorraría esos casi 400€ al año.
En otra me dicen que 6 paneles (2Kwp) y en vez del 40% de autoconsumo será el 37%. Esta me cuesta 4.620€ y se supone que me ahorro 4.205€ los 10 primeros años, ¿serán 420€ al año?
En la tercera, me dan la opción de 5 paneles (1,7Kwp) por 4.200€ y me dicen que voy a producir 2.800kWh al año. No me dicen cuanto voy a consumir, pero me dicen que voy a tener una rentabilidad del 10%, por lo que deduzco que sería parecido a la anterior, aunque esa es casi un 20% más grande. Para liarlo más, me dicen que me pueden alquilar la instalación por 30€ al mes, por lo que me quedaría, desde el punto de vista económico, igual que estoy.
En fin, estoy hecho un lío, porque tengo un amigo que trabaja también en estos temas y me dice que, para tener autoconsumo de verdad, teniendo en cuenta que sólo estamos en casa por la tarde noche, tendría que instalar una batería, pero he oído que son todavía muy caras.
Hasta aquí la ficción basada en hechos y datos reales. ¿Qué es verdad y qué es mentira? Por el momento, todas las ofertas están considerando una tasa de autoconsumo muy elevada, teniendo en cuenta las costumbres de la familia. En esas condiciones, un 30% de autoconsumo ya sería bastante alto. Aunque esto siempre se puede poner en duda y referirse a estadísticas que, en realidad, son poco fiables o poco accesibles. Por lo tanto, hablando con rigor, casi todos los datos de las tres propuestas pueden ser falsos. Es decir, una vez instalada, no se cumplirán.
Si os fijáis, la primera empresa nos dice que con 1,52Kwp. Vamos a generar 2.025kWh/año, mientras que la tercera eleva esa cifra a 2.800kWh con 1,7Kwp. Uno de los dos, o los dos, están equivocados, es decir, están mintiendo al cliente. ¿Es evitable? Por supuesto. Hablando con claridad. Los clientes no son tontos, y entenderían perfectamente las posibles variaciones que pueden existir, pero se van a enfadar mucho si los errores en las propuestas se materializan en contra de sus expectativas.
Cuando vendemos, o compramos, una instalación de autoconsumo, estamos comprando o vendiendo un papel en el que vemos unas cifras y unos datos que no son, ni mucho menos exactos. Ninguno de ellos.
Lo único cierto, en principio, son los materiales que nos van a instalar, pero incluso en estos, hay elementos que pueden alterar de forma relevante el resultado total. No todos los paneles tienen el mismo rendimiento, incluso con la misma potencia nominal y eficiencia, el comportamiento a lo largo de los años será diferente, por lo que la generación también lo será. Lo mismo pasa con los inversores y el propio cableado. Hay calidades que aportan más y con más seguridad, pero también cuestan algo más. De la misma forma que las garantías que dan los fabricantes varían de forma muy relevante. Basta con leerlas detenidamente. Aunque para ello, muchas veces, sea necesario poder entender el inglés.
Una vez que sabemos que hasta lo más tangible tampoco nos garantiza una producción fiable, vamos a analizar cómo se calculan los demás datos.
La generación: En este tema no debería haber demasiada controversia, pero la hay, porque diferentes empresas manejan diferentes herramientas y aunque la radiación en un lugar determinado es un dato bastante fiable, también está sujeto a una cierta variabilidad. Algunas herramientas, incluso, manejan diferentes bases de datos alternativas. Unas más “generosas” y otras más “prudentes”, como hemos visto más arriba.
Luego viene un tema crucial, el de las pérdidas en los sistemas, ya mencionado, de alguna forma, pero en el que intervienen factores exógenos, como sombras intermitentes o suciedades varias que pueden afectar de forma relevante. Y por último, y no menos importante, los sistemas domésticos se pretenden vender de forma “pret a porter” para rebajar costes e ir a grandes volúmenes, pero lo cierto es que para que sean realmente interesantes se tienen que personalizar y adaptar a los usos y costumbres del cliente. Y poner medios para aprovechar la energía producida. Con un “gestor inteligente” podemos aprovechar la energía sin estar en casa, subiendo el autoconsumo hasta hacerlo de verdad interesante. O, en muchísimos casos, instalando una batería del tamaño adecuado.
Creo que este nuevo mercado está cometiendo el error de querer simplificar algo que, siendo relativamente sencillo, no es un “plug and play”.
Es perfectamente lícito tratar de desarrollar un gran mercado como este, muy rápidamente y por muchos actores nuevos, pero si perdemos el rigor de la ingeniería y del cálculo corremos el riesgo, como está pasando, de confundir, por no decir engañar, al cliente. Y eso lo podemos acabar pagando muy caro.